Y sucedió que a media noche, Yahveh hirió el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito del Faraón, que se sienta en el trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado. Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos los egipcisos; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. Llamó Faraón a Mosés y a Aarón, durante la noche, y les dijo: "Levantáos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los israelitas, el id a dar culto a Yahveh, como habéis dicho. "
Ex. 12, 29-31.
La muerte de los primogénitos del pueblo de los egipcios, supone -como ya sabemos- la rendición total de Faraón y el inicio del exódo de Israel, después de años y años de esclavitud en Egipto.
Como sabemos por la Escritura, el Ángel Exterminado, es decir el ángel encargado de llevar a cabo los castigos de Dios a la humanidad, pasaría por todas las casas del país egipcio matando a todos los hijos primogénitos, pero allí donde hubiera una marca con la sangre del cordero sacrificado para la pascua, en el dintel y las jambas, éste terrible mensajero de muerte, pasaría de largo.
Satanás tiene el mundo en su poder. No hay más que asomarse a un telediario para darse cuénta de que detrás del mal de este mundo, que es inmenso, está él. Como decía Chesterton, el mal mas que "algo" es "alguien", esto es facilmente comprobable.
El Primogénito de todos, Cristo, fue muerto en la cruz. Para él -como para los primogénitos de los egipcios no hubo misericordia, se podría decir que Dios mismo quiso que en Él se cumpliera totalmente la maldición, la plaga última y definitiva. Porque de esta forma con su sangre nos libra de este ángel de muerte que posee completamente a la Humanidad. Es la nueva sangre -no de macho cabrío- sino del Hijo de Dios, la que nos da la Vida, la que permitie que el Destructor, el ángel negro, el terrible demonio de la Muerte del Ser, entre en nuestra vida.
Este mundo tiene pesados y contados sus días. Ciertamente nadie sabe cuando sobrevendrá el fin, pero la simiente de Lucifer -el oido-ha sido abundantemente sembrado por doquier, basta ver la saña y crueldad con la que se persigue a la Iglesia, por ejemplo por acudir a la defensa de los más débiles e indefensos.
Y al fin llegará Cristo para juzgar a las naciones de la Tierra y a todos sus habitantes de toda época, clase y condición. ¡Y ay de aquel que no tenga la marca de la sangre del Cordero........!
Como sabemos por la Escritura, el Ángel Exterminado, es decir el ángel encargado de llevar a cabo los castigos de Dios a la humanidad, pasaría por todas las casas del país egipcio matando a todos los hijos primogénitos, pero allí donde hubiera una marca con la sangre del cordero sacrificado para la pascua, en el dintel y las jambas, éste terrible mensajero de muerte, pasaría de largo.
Satanás tiene el mundo en su poder. No hay más que asomarse a un telediario para darse cuénta de que detrás del mal de este mundo, que es inmenso, está él. Como decía Chesterton, el mal mas que "algo" es "alguien", esto es facilmente comprobable.
El Primogénito de todos, Cristo, fue muerto en la cruz. Para él -como para los primogénitos de los egipcios no hubo misericordia, se podría decir que Dios mismo quiso que en Él se cumpliera totalmente la maldición, la plaga última y definitiva. Porque de esta forma con su sangre nos libra de este ángel de muerte que posee completamente a la Humanidad. Es la nueva sangre -no de macho cabrío- sino del Hijo de Dios, la que nos da la Vida, la que permitie que el Destructor, el ángel negro, el terrible demonio de la Muerte del Ser, entre en nuestra vida.
Este mundo tiene pesados y contados sus días. Ciertamente nadie sabe cuando sobrevendrá el fin, pero la simiente de Lucifer -el oido-ha sido abundantemente sembrado por doquier, basta ver la saña y crueldad con la que se persigue a la Iglesia, por ejemplo por acudir a la defensa de los más débiles e indefensos.
Y al fin llegará Cristo para juzgar a las naciones de la Tierra y a todos sus habitantes de toda época, clase y condición. ¡Y ay de aquel que no tenga la marca de la sangre del Cordero........!
JavierFdzLagar
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