Quiero comenzar las cosas por su orden, pero no me es posible, porque para ello habría de poseerlo en mi cabeza, que se encuentra la más de las veces torpe y mostrenca como tendré ocasión de manifestar a vuesas mercedes, Dios delante.
A mí pusiéronme Martín, pues vine a este puerco mundo el día precisamente del patrón y señor destos animales, tan odiados como queridos. Del apellido es inútil hablar, pues nunca lo hube, ni a decir verdad lo necesité. Así que tome prestado uno, el primero que me sonó bien, y que fue el de Villamediana.
Así pues mi gracia –por la cual bien soy conocido en todos los 1tugurios y tabucos de la geografía patria, cárceles y galeras, que de todo hubo en mi desventurada vida, es Martín de Villamediana, o también el “Almorranas”, pues siempre padecía deste sufrimiento que tanto da que aguantar y del que es menester tan hablar poco para no caer en villanía.
De mis progenitores, ya di cuenta en el anterior capítulo, tanto de mi tío Domiciano, como del hideputa del negro que hizo las veces de padre o 2sayón , más de lo segundo –pues derrotaba dello- que de lo primero que nunca lo hubo ni lo soñó-. De mi madre también hubo cumplida noticia así que iré por mis hermanastros.
Como no podía ser de otra forma, todos salimos malos y perdidos, pues ya dije que en nuestra casa –por decir algo- no hubo precisamente educación y cultura, sino vileza, vicio, servilismo, infamia degradación y bajeza, que fue todo una bendición de Dios Nuestro Señor.
Como ya apunté, apenas teníamos que echar a la boca, así que las más de los días y todas las noches, no había en nuestra mente cosa aparte, que la de procurarnos sosiego a nuestros 3asendereados estómagos, que, lógicamente, reclamaban su parte.
O dicho en plata, nos moríamos de las hambres perrunas que habíamos de pasar. Y eso suele ser escuela que fomenta el vicio y lleva a la perdición.
El negrazo que hacía las veces, 4dio en la flor de traer lo que el suponía gran remedio y no fue sino la simiente de la planta más maligna de las muchas que brotaron en el huerto de nuestra desdichada existencia.
Y así, el mejor día, apareció arrastrando, ayudado por otros dos jaques (MACARRAS), un gran pellejo de vino, que bonitamente acomodó a la entrada de nuestra casucha, y poniendo bajo la caña un enorme jarro de loza dióse a las voces para que acudiésemos todos.
Y díjonos que era grande remedio contra la 5aviesa hambre el líquido que en interior del 6pipote había, y que cuando nos viésemos en apuros y sin comida –que era la más de las veces- no teníamos sino que abrir muy lindamente el pitorro y llenar el jarro, que podíamos hacerlo tantas veces cuantas quisiésemos, pues el había de traer uno y otro sin tregua ni descanso.
Se conoce que el gran puto quería ya que nos diésemos a la bebida para así hacer de nosotros lo que al final fuimos, la 7hez de la canalla.
No se lo dijo ni a tontos ni a locos, así que no hubo apenas desaparecido en compañía de sus dos amigos diablos, cuando el mayor, Tomás, que en paz se encuentre, abrió de sopetón el grifo y llenó hasta los bordes el vasote apurándole hasta las heces.
CONTINUARÁ.
1Cuartucho estrecho, sitio donde se juega ilegalmente
2Hombre de aspecto feroz
3Agobiado de trabajos
4 Es expresión antigua, quiere decir “tuvo la idea"....
5 Mala
6 Barril pequeño o mediano
7 Lo más vil y despreciable de algo...
JavierFdzLagar
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