surfing the big wave

BIENVENIDO A ESTE BLOG-BIENVENIDO A ESTE BLOG

jueves, 18 de febrero de 2010

MENSAJE

Annka había viajado toda la noche conduciendo maquinalmente su Fiat 500 y estaba muy cansada cuando llegó a la pequeña posada del “Ciervo Azul” a unos kilómetros de Shigisoara.
Entró y observó como los ajos pendían de unas de las paredes formando un gran collar.
-“En otros sitios se usan las mosquiteras, aquí esto” –dijo el posadero guiñándole un ojo con complicidad sobrentendida.
La chica subió rápido a su habitación y bebió de un trago el sobre disuelto en una tisana de hierbas relajantes. Se metió en la cama, se estiró y a los diez minutos se quedó profundamente dormida.
Por fin había cesado de llover. El campo estaba completamente perlado de gotitas que tiritaban colgando de las ramas de los árboles y la temperatura alcanzó los dos grados bajo cero. La luna manchaba de plata la tarima del suelo cuando los relojes pasaban de la medianoche.
Y allí a los pies de la cama estaba él observándola. Era la pieza que había estado buscando.
El vampiro se abalanzó sobre la muchacha clavando los colmillos en la vena safena que se rompió en un torrente de delicias dentro de la boca de la fiera. El sabor dulzón de la sangre lo embriagó un vez más.
Todo fue muy rápido. Tan solo duró unos minutos y la chica ni se movió. Sucedió como un maldito mal sueño, una de esas pesadillas que los turistas dicen que tienen siempre que van a Transilvania.
Al pasar al lado de la mesilla de noche, el espectro tocó con su capa la taza de las hierbas volcándola junto con el sobre que horas antes había tomado Annka. En él se podía leer “ALUPERIDOL” y estaba completamente vacío.
Ella había muerto ya cuando el vampiro la sorbió entera.
En su móvil había un mensaje de los Laboratorios Centrales confirmando el diagnóstico. SIDA. Estaba completamente invadida.
Pero el vampiro no se enteró pues ni siquiera sabía para qué servía un móvil.
Había nacido en el s. XIII y no estaba muy al tanto de las nuevas tecnologías.
Lo que fue una lástima.

1 comentario:

Seguidores