DE CEJAS Y OMBLIGOS

El Presidente de la Academia del Cine español, Alex de la Iglesia, pidió en la entrega de los Premios Goya de este año, “humildad” para el cine español y dijo algo así como “nos encanta mirarnos al ombligo, de hecho, tenemos las casas llenas de cuadros de ombligos… (Sic).
¿Qué graciosito es, verdad?
Yo me atrevería a añadir, con humildad también- que no solo de ombligos vive la farándula española, sino también de cejas. Más de lo segundo que de lo primero. Hoy sin ir más lejos, el Presidente Rodríguez recibe en el Palacio de la Moncloa a los premiados, o ellos reciben al Presidente Rodríguez, no sé yo…
Hombre, al menos yo pediría a los titiriteros de la ceja, que respeten –sé que para ellos es un imposible metafísico- a los que no pensamos como ellos. A los que no creemos en sus patochadas progres, a los que sí nos parece bien tener ideas y creencias propias y no alquiladas de ningún ser humano al que todavía no se le ha caído el Muro mental de la vergüenza –como el que había en Berlín-.
A los que aborrecemos el comunismo y lo consideramos como el sistema esclavista que más muertos ha cosechado en la Historia de la Humanidad –mas de cien millones-, a los que no nos avergüenza ser y pertenecer a la Iglesia Católica –blanco donde los haya- de sus babas, escarnios y burlas. A los que estamos a la espera de alguna crítica hacia el “moderado” sistema islámico, que emascula literalmente a las mujeres, las anula totalmente como personas en una sumisión –Islam- a su marido total, que cuelga de las grúas a los maricas o a las bolleras, que no soporta ni permite en sus países la práctica de ninguna otra religión, etc.
¿Hay alguna peli-denuncia de lo anterior?
También estamos a la espera del respeto hacia millones de españoles que no creemos en sus ideas, ni comulgamos con las ruedas de molino de la izquierda y el nacionalismo felizmente reinante en Ex paña y así sucesivamente.
Primero tendrían que pedir perdón públicamente por todo lo que han dicho y hecho en el pasado y por todo el daño –gratuito- que nos han hecho a los que no “somos” de los suyos. Y luego aprender un poquito de español, sí, eso de sujeto-verbo-predicado, ¡tan fácil! Y a vocalizar para que los podamos siquiera entender.
Y no hace falta –de verdad- que en todas las pelis españolas salgan un par de tíos, tías o “tíes”, follando, como argumento principal de la “cosa”.
Y después empezaríamos a hablar y luego –mucho tiempo después- volveríamos a ir al cine. Sino que con su pan y su ombligo y su ceja se lo coman, que les van muy requetebién a golpe de subvención.
O sea que se ciscan en nuestras creencias y les tenemos que pagar por ello.
¿No te digo?